Equilibrio es la palabra clave para seguir una dieta sana. Lo ideal es mantener una alimentación equilibrada que no engorde pero que cubra las necesidades del organismo. En muchas ocasiones, por adelgazar, sometemos a nuestro cuerpo a una serie de deficiencias que pueden perjudicar la salud. Además, no vale con llevar a cabo cualquier régimen, aunque nos aseguren que va a ser efectivo, por el contrario, siempre hay que tener en cuenta las condiciones personales, como la genética y los hábitos de comportamiento, y ajustarlas a la alimentación.
Pero sí hay pautas y recomendaciones generales que pueden servir para ayudarnos a mantener una dieta saludable:
* Aprender a descubrir cuáles son los alimentos que nos engordan y moderar o reducir su consumo. Nuestro organismo requiere de calorías, ya que estas son imprescindibles, pero sólo de las justas. Las no necesarias se convierten en grasa y, por tanto, en nuestras enemigas.
* Dejarse seducir por los productos de temporada. Y esto tiene su lógica: así como nuestro cuerpo cambia y se adapta a las condiciones ambientales, los alimentos de cada estación nos ofrecen lo mejor de sí mismos, adecuándose a nuestras necesidades.
* No olvidarse de la fibra, la gran aliada para la limpieza del organismo y, al mismo tiempo, un gran nutriente. Incluir la fibra en nuestra dieta es un seguro de salud: elimina las sustancias nocivas, previene enfermedades, proporciona sensación de saciedad y no aporta calorías. La encontramos en los cereales integrales, frutos secos, legumbres, frutas y verduras.
* Beber mucho líquido. Por supuesto, el agua es esencial y, al tomarla en ayunas, limpia e hidrata el organismo. De sobra es sabido, pero no por ello menos importante, que hay que beber, como mínimo, un litro y medio de agua al día. Pero también es recomendable tomar infusiones, e incluso caldos depurativos, y si puede ser, mejor entre horas, sustituyendo el peligroso picoteo.
* Organizar las comidas, programarlas con antelación. Si lo dejamos a la improvisación es mucho más probable que caigamos en el impulso de recurrir a los fritos, a comidas preparadas, a alimentos cocinados con prisas, lo que nos impedirá controlar lo que comemos y proporcionar variedad a nuestra dieta sana.